lunes, 16 de mayo de 2016

Selectividad (I): Mi experiencia

Buenas tardes, unicompis y opocompis. Esta mañana cuando iba camino de Sevilla en el autobús, me he puesto a pensar, ¿sobre qué escribo hoy? Y como he visto que muchas de mis seguidoras están en bachillerato y tienen a la vuelta de la esquina la temida (pero poco peligrosa) selectividad, he decidido hacer el primero de varios post sobre la PRUEBA DE ACCESO A LA UNIVERSIDAD. Aunque también está dirigido a aquellas personas que, como yo, ya han pasado esa época, podéis comparar mi experiencia con la vuestra y dar más consejos a los que se presentan ahora (que son consejos por los que hubiéramos casi matado en esa época). En este primer post os voy a hablar sobre mi experiencia en selectividad. Tomad asiento y prepararse para acompañarme en este viajecito por el pasado…

¿Por donde empezar? Yo quería estudiar un doble grado en Periodismo y Comunicación Audiovisual y la nota de corte de esa carrera estaba en un 11,200 y pico. No iba muy contenta porque mi nota de bachillerato no subía de un 8, tendría un 7,8-7,9; así que mis esperanzas por conseguir esa nota se desvanecieron por completo. Además, sentía que me merecía más nota porque muchísimos profesores me putearon y, aún sabiendo que necesitaba notas altas, me bajaron muchísimo.

Me apunté a una academia, allí me prepararon super bien. Me despertaba a las 6 de la mañana, iba a Sevilla a la academia, llegaba a las 4 de la tarde, almorzaba y dormía la siesta. Yo nunca he dormido siesta pero la verdad esos días la necesitaba. Cuando me despertaba a las 17:30 me duchaba para despejarme y me ponía a estudiar. Lo que hacía era repasar todo lo que había dado en la academia, con esquemas, resúmenes, conceptos claves,… y así durante 13 días de pura acción. Me llevaba estudiando hasta las 22:00, cenaba y seguía estudiando hasta medianoche que, como es normal, caía rendida en la cama.

La noche antes del primer examen dormí, para mi sorpresa, bastante bien. Os tengo que confesar que esa noche nada más meterme en la cama me lié a llorar como una niña chica. Los nervios podían conmigo pero, después de echarlo todo, conseguí dormir bien.

El primer examen que hice fue lengua, del que salí bastante contenta y en el que saqué un 9,6 (cuando en el instituto no subía nunca del 6,5). En inglés, como era de esperar, saqué un 9 (la verdad es que el examen era muuuy fácil). En filosofía cayó justo el autor que yo quería: Descartes y saqué un 8. En Economía fue la asignatura en la que menos nota saqué porque mi profesora no me había preparado bien, en la academia me recomendaron que me olvidara de estudiar la teoría y me centrase en los problemas para, así, al menos poder aprobar. Y aprobar, aprobé con un 6,75. Para subir nota hice geografía, que saqué un 8 y matemáticas, que tuve un 9,4. En total mi nota fue un 11,460.

Diréis ¡qué bien! ¡Consiguió entrar en la carrera! Pues no…mi nota no fue suficiente porque, al ser una carrera tan demandada y haber solo 20 plazas, la nota de corte no bajó del 12. Cuando me enteré de que no había entrado y de que ni siquiera iba a tener posibilidades de poder entrar lo pasé fatal, es una de las peores noches de mi vida que yo recuerdo. Aunque ahora, pasados los años, me alegro un montón porque estoy disfrutando muchísimo más de la carrera que si hubiera hecho el doble grado.

Mucho ánimo a las que empezáis ahora, pronto tendréis más posts sobre la selectividad.



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